martes, 17 de abril de 2012

DOCE VARIACIONES SOBRE UN POEMA



Como quien no quiere la cosa

I

1-Allí,  como quien no quiere la cosa
Como si avispándose el cabello
Como si la cuerda aún soportara todo el peso de la copa

2-Probablemente

3-El pino bajo el que  solíamos  coger piñones continua en el mismo sitio

4-Como si el tiempo fuera el mismo que fue entonces
Como si una cometa en la mirada

5-Nos dispersamos. Hacia  los  cuatro vientos
Como si la semilla del cardo

6-Tenía una sombra triste y alargada, eso sí lo recuerdo
Como si libándonos la risa

7-Subimos hasta el otro lado del gran monte, luego ahogados en la arena
Como si sirenas en el pecho
La música en la playa

8-Y sin embargo
Como si musicales sus raíces
Como si sus dedos musicales
Como si avispándose el cabello
 Como quien no quiere la cosa

II
Hacia los cuatro vientos, semillas de cardo
Los que  cogieron piñones bajo el árbol
Los que volaban cometas en los ojos
Se dispersaron
Como si sirenas en el pecho
Atravesando océanos de piedras y lagunas de barro
Ahogándose
Deshilachando lo granos de la arena
Volviendo luego
a los piñones y mientras tanto

Como quien no quiere la cosa
Contador de  las nidadas de los mirlos.
Como si volándose el cabello. El árbol envejeciendo

III
en el atardecer
un tronco envejeciendo
junto a las nubes

Esta es la imagen de mi vida, lo que veo cada día cuando escribo

IV
sobre el agua
allá los pinos
acá las rejas de mi ventana

 V
en la playa
el tiempo reúne las cochas
la semillas del cardo

VI
sobre una duna
el romero
perfumando el silencio

VII
qué maravilla
el cielo melocotón
viviendo en los recuerdos

VIII
a la gaviota
presta el viento las alas
por divertirse

IX
los nidos de las cigüeñas
puntos durmiendo
sobre los postes

X
qué sensación
la arena caliente
sobre la espalda

XI
de los piñones
nunca podré olvidar
el sabor de la infancia

XII
Cosquillas: la brisa
empujando las hojas
sobre mi cara



martes, 10 de abril de 2012

LA NOCHE ESCLARECE MENOS QUE DE COSTUMBRE


La noche esclarece menos que de costumbre
y la luna ciega menos que solía
No suenan los cantos de los muertos
y las garzas no agonizan hace rato
La hiedra no cuelga de las nubes
ni las piedras resuenan en mis ojos
Sólo la ausencia es la misma
Sólo la oscuridad que todo extingue
rugiendo como un tigre enjaulado
en el fondo de tus ojos de ángel




Estoy al otro lado y no sé cómo 
alcanzar la barca que me lleva al naufragio
Miro la noche. La noche no entiende de miradas
La noche ruge bajo la piel del tigre
La noche no entiende de plegarias
Vivo la noche 
pero la noche es  una muerte permanente




y los grillos cantan debajo de mi cama