Cuando apago
la luz
llegan
fantasmas
que huelen a melón bajo mi cama
atravesando la pared que se entierra
-bajo la superficie
como un nudo
vivo
crecen en
la madera del armario
salen
entran cuando quieren
entran cuando quieren
(a veces)
reposan sus
cabezas en la almohada
como si
fueran a quedarse
y miran
como si me
miraran fijamente
como si
realmente estuviesen ahí
como si en
realidad no fueran sombra
como si en cualquier momento fuesen
a abrir sus alas
pálidas
a ser flor
de melón -de nuevo