El punto negro en la diana
El segundo en que se escapan las miradas
Un error que tiré a la papelera
En gato que se subió al árbol
Eliminación de archivos del disco duro
Un cambio en la guardia del palacio
Una guitarra que vuela como un globo
El atún rojo nadando sobre el plato
La seta de los sueños
Un chute alucinógeno
Un orgasmo
Hola Pepi, en el paseo matinal con mi Somorgujo Asombrado, he llegado a tu blog y grata fue la lectura de tu poema y la imagen del árbol Naif con los dos gatos, voy a volver si me lo permites para seguirte leyendo.
ResponderEliminarUn saludo desde el otro lado del mar.
Gracias Roberto por tu visita y tu cariñoso comentario, ya pasaré a leerte y saludarte.Un abrazo
EliminarA medida que iba leyendo, los versos, cobraban fuerza plasmando esa imagen del tiempo que llega perfectamente.
ResponderEliminarUn abrazo,
Rafael
El tiempo es fugáz..., ni hablar de ello, termino de comentarte y ya pasó, pero que importante que es en nuestras vidas en la que todo es tiempo constante, ese constante suceder de las cosas.
ResponderEliminarSiempre llamativos tus versos Pepi, eres genial.
Te dejo un beso
El tiempo pasa sin permiso y sin peajes, a sus anchas. Tus Palabras son como esa diapositivas de souvenir que estaban encerradas en una mini-televisión; pulsabas el botón y iban pasando rapidamente hasta volver a la primera foto. todo dependía de la velocidad del dedo. Si gustaban iba despacio y si, por el contrario, no eran de la conformidad del usuario, pasaban deprisa.
ResponderEliminarPreciosa Poesía, Pepi.
Un abrazo.
TE DEJO UN REGALO EN MI BLOG.
ResponderEliminarMILLONES DE BESOS.
GRACIAS SIEMPRE
y tus ojos y tu mente... tu creas el tiempo y lo pintas con palabras para nosotros contemplarte.
ResponderEliminarUn abrazo.